Conflicto y violencia - Maison Hélène-Lacroix

En un conflicto, dos personas discuten para hacer valer su perspectiva. Puede haber ira en ambos lados, expresada a través de gestos agresivos o palabras.
El objetivo de un conflicto es presentar un argumento y convencer a la otra persona, pero no a cualquier costo. Ambas personas se centran principalmente en el problema por resolver. La razón del conflicto es clara.
El conflicto es ocasional, aunque el tema de discusión puede surgir de nuevo.
En un conflicto, cada persona puede expresarse libremente. Aunque el conflicto pueda parecer negativo en ese momento, las consecuencias son en su mayoría positivas a largo plazo.
La forma en que cada persona se comporta está relacionada con el tema del conflicto. Ambas personas pueden soltar fácilmente, reconocer que estaban equivocados y disculparse si se pasaron de la raya.
Las dos personas tienen una relación de igualdad antes, durante y después del conflicto. El papel de cada persona puede cambiar de vez en cuando y cualquiera puede iniciar el conflicto.

La violencia ocurre cuando el comportamiento agresivo es intencional y estratégico. La agresión puede tomar diferentes formas y variar de un momento a otro.
El objetivo va más allá del tema de la discusión. Se trata de tener poder sobre la otra persona y tomar el control. La violencia es el medio elegido para lograr este objetivo, a toda costa.
La violencia persiste a lo largo del tiempo, ocurre repetidamente y sigue un ciclo.
La víctima de la violencia no se siente capaz de expresarse y actuar libremente. Teme el impacto de hacerlo. Las consecuencias de la violencia son negativas y persisten a mediano y largo plazo.
Las personas que se comportan violentamente no se explican. Se justifican a sí mismos. Niegan sus acciones, las trivializan y culpan a la víctima. O usan excusas para evitar la responsabilidad y culpar a otros.
La relación entre las dos personas es desigual. Uno tiene todo el poder y el otro debe someterse. Los roles son siempre los mismos; siempre es la misma persona la que está sometida al comportamiento violento del otro.